El trastorno de
personalidad depresivo y distímia se caracteriza por el pesimismo, la tristeza, la tendencia a la soledad, la baja autoestima y el sentirse inadecuado en todo momento y lugar. Probablemente todos nos hemos sentido así en alguna ocasión, sin embargo para quien sufre de este trastorno no logra fácilmente superarlo. Son propensos a ser exajeradamente auto-exigentes llegando al perfeccionismo, por estar intentando llegar al nivel de su alta y severa autocrítica, situación que lo devalúa constantemente.
El trastorno distímico tiene diferencias con la depresión, aunque comparten síntomas y tratamientos, en el trastorno distímico no se experimenta falta de interés y la persona puede experimentar momentos de placer.
Los síntomas pueden manifestarse de forma menos marcada que los de una depresión transitoria, siendo mucho más persistentes y prolongados hasta volverse crónicos con el tiempo. Con bastante frecuencia, el trastorno distímico también va acompañado de otros problemas como el trastorno de ansiedad y trastornos de la personalidad. No se ha establecido una causa exacta, se considera que los factores son variados como: bioquímicos (cambios en los neurotransmisores del cerebro), genéticos, psicológicos y ambientales que contribuyen al desarrollo de esta condición. Nuevos estudios sugieren que las causas son más de tipo ambientales: aislamiento social, circunstanciales o por situaciones de estrés prolongadas. En la mayoría de los casos aparece durante la infancia o la adolescencia, por lo que la persona suele pensar que los síntomas de la distimia hacen parte de su forma de ser y por lo tanto no acuden a un especialista para su tratamiento, lo que termina afectando el buen desarrollo de la personalidad y afectando su calidad de vida.
Para poder diagnosticar un Trastorno Específico de la Personalidad hay que descartar primero la presencia de una lesión o enfermedad cerebral importante u otros trastornos psiquiátricos. Debe tenerse en consideración las siguientes manifestaciones:
El trastorno distímico tiene diferencias con la depresión, aunque comparten síntomas y tratamientos, en el trastorno distímico no se experimenta falta de interés y la persona puede experimentar momentos de placer.
Los síntomas pueden manifestarse de forma menos marcada que los de una depresión transitoria, siendo mucho más persistentes y prolongados hasta volverse crónicos con el tiempo. Con bastante frecuencia, el trastorno distímico también va acompañado de otros problemas como el trastorno de ansiedad y trastornos de la personalidad. No se ha establecido una causa exacta, se considera que los factores son variados como: bioquímicos (cambios en los neurotransmisores del cerebro), genéticos, psicológicos y ambientales que contribuyen al desarrollo de esta condición. Nuevos estudios sugieren que las causas son más de tipo ambientales: aislamiento social, circunstanciales o por situaciones de estrés prolongadas. En la mayoría de los casos aparece durante la infancia o la adolescencia, por lo que la persona suele pensar que los síntomas de la distimia hacen parte de su forma de ser y por lo tanto no acuden a un especialista para su tratamiento, lo que termina afectando el buen desarrollo de la personalidad y afectando su calidad de vida.
Para poder diagnosticar un Trastorno Específico de la Personalidad hay que descartar primero la presencia de una lesión o enfermedad cerebral importante u otros trastornos psiquiátricos. Debe tenerse en consideración las siguientes manifestaciones:
- Que no haya armonía en las actitudes y el comportamiento. La afectividad está alterada la persona no regula sus impulsos, ni la forma de percibir, de pensar y el estilo con el que se relaciona con los demás.
- La anormalidad en el comportamiento es duradero.
- El comportamiento anormal afecta las situaciones individuales y sociales.
- Las manifestaciones anteriores aparecen siempre durante la infancia o la adolescencia y persisten en la madurez.
- El trastorno conlleva un considerable malestar personal aunque también puede que sólo se sienta con más intensidad en etapas avanzadas del trastorno.
- El trastorno por lo general aunque no siempre, conlleva a un deterioro significativo del rendimiento profesional y social.
Se siente desamparo, debido al pesimismo con el que se perciben las cosas. La persona no se permite actuar y tomar decisiones drásticas, puesto que no sabe utilizar y dirigir saludablemente su agresividad, esta es necesaria para enfrentar las situaciones que atentan contra la salud y el bienestar.
En este trastorno hay distorsión de la realidad, la persona se culpabiliza y cree merecer la angustia que siente. Tiene la tendencia a entablar relaciones dependientes, donde soporta agresiones continuas pasivamente, por no perder la aparente
seguridad que cree tener en ellas.
Siente temor de convertirse en alguien diferente de lo que esperan otros de el, por miedo al rechazo. Toda persona necesita comenzar a distinguir entre lo que es su "ser", de lo que no es, ya que el "yo" psicológico no es el "ser" y esto puede llegar a confundir. Por medio de la introspección hay que ir cuestionando y diferenciando la posición personal sobre todo, sin conformarnos con las ideas infundadas por la crianza, la cultura y la sociedad.
Hay tendencia a la idealización de los otros, por lo que se sienten apocados, insuficientes e incapaces. Puede presentarse la negación para poder centrarse en lo que refuerza sus falsas creencias de lo que es "bueno" por eso pueden excusar y pasar por alto
los errores y faltas contra si mismos. Poseen una enorme fuerza y
capacidad de soportar la tensión porque quieren "ser buenos", tendiendo a caer en el masoquismo y las llamadas relaciones toxicas. Es un estado en donde la persona se ha abandonando a su suerte, entregándose a los demás no por amor, sino por dependencia a sentir lo que asumen como "amor".
Para superar este trastorno hay que buscar ayuda adecuada, ya que al igual que en el trastorno depresivo mayor, la distimia suele tratarse con medicamentos antidepresivos y psicoterapia. Cada caso es particular, con una buena asesoría la persona puede ganar autonomía e independencia, también logrará confrontar las ideas y pensamientos erróneos provocados por la enfermedad. Además a través de un pensamiento más realista progresivamente fortalecerá, la autoestima, la auto-confianza que le facilitará incrementar las habilidades sociales. La salud mental es importante y se suele menospreciar alcanzando graves repercusiones, hay que estar atentos ante las señales de alarma. No podemos cambiar lo que otros hacen o las circunstancias que se presentan de improvisto, pero si podemos elegir como actuar. Si no es tu caso pero si el de alguien cercano, un ser querido o pareja, la recomendación es que lo acompañes con amor. Un abrazo, un gesto delicado en el momento oportuno, puede lograr más que las palabras. Ayúdale a enriquecer su pensamiento y mentalidad positivamente. No le digas nunca que se esfuerce, porque ya lo hace y es extenuante, mejor escucha con atención y comprensión.
No
quiero estar libre de peligros, solo quiero valor para afrontarlos.
Marcel
Proust
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