A la relación de pareja la componen muchos aspectos que la influyen entre ellos la familia de origen, son circunstancias que están vinculadas queramos o no en nuestro proyecto de hogar, en algunos puede ser una ganancia y un apoyo incondicional, mientras que en otros es una fuente de conflicto y desamor. No obstante, es una situación que solamente en pareja puede ser superada, estableciendo límites a lo triste y decepcionante que puede llegar a ser este intercambio.
Cada familia es particular, es necesario que como pareja establezcamos qué aspectos son aceptables, comprensibles y lo que es abuso. Para ello la comunicación entre la pareja debe estar muy bien consolidada en el respeto mutuo, escucha activa y la búsqueda del bienestar común.
Es sano que todas aquellas cosas que nos afectan en el intercambio con las familias de origen tengan la posibilidad de ser tratadas y habladas en pareja, para poder entender el impacto y las consecuencias que éstas están teniendo sobre la persona que las sufre. Igualmente se debe evidenciar con asertividad ante quien realiza sus actitudes de desprecio, crítica abusiva o manipulación y control para poder establecer un límite de respeto que debe considerar para relacionarse posteriormente, si en realidad tiene un interés genuino en mantener una relación.
El rechazo es doloroso y dañino para una relación, en especial cuando involucra actitudes que conscientemente buscan sabotear la unión de una pareja. La Asociación Americana de Psicología (APA) propone la importancia de crear y proteger una identidad dentro de la relación, completamente independiente de la familia. Este principio no solamente aplica en las situaciones donde hay conflicto familiar, es un proceso natural y progresivo en el que la relación se fortalece, compenetra y nace la identidad de pareja.
Cuando el nivel de toxicidad es muy elevado en los comportamientos de la familia, la identidad de pareja es la prioridad. Cuando formamos nuestro propio hogar y compartimos nuestra vida con una persona, hemos adquirido un compromiso con ella y es el elemento principal a tener en cuenta ante los demás.
Si no tenemos claro el nivel de compromiso que tenemos con nuestra pareja, tampoco hay claridad frente a los sacrificios y obstáculos que debemos estar dispuestos a superar por el bien de la relación. La complicidad que debe existir entre la pareja implica el apoyarse mutuamente para resistir la presión familiar.
Existen formas en las que algunas familias manifiestan su hostilidad, en algunos casos pueden ir dirigidos hacia el miembro de la familia con actitudes de irrespeto o abandono injustificado. También se puede presentar hacia el nuevo integrante tratándolo como intruso, situación que afecta a la persona teniendo que estar demostrando que es digna de afecto, respeto y valoración.
La pareja no puede convertirse en esclava de la familia, es importante delimitar el nivel de relevancia que le damos a sus opiniones en nuestras decisiones. En el caso de que incluso con los años se mantiene esta conducta lo más recomendable es el distanciamiento pacifico, es la decisión más prudente para proteger la relación. La Psicóloga especialista en familia y escritora Hartwell-Walker afirma que “Incluso si tus padres te amenazan diciéndote que no quieren volver a verte, o te tratan como si hubieras muerto, o te quitan de su testamento, seguir amando a tu pareja significa vivir con esas consecuencias". “Si no estás preparado para hacer eso, lo justo es que tú y tu pareja concluyan su relación”.
Una pareja madura que se ha constituido en amor y compromiso real, es aquella que se mantiene unida y leal a pesar de todo y de todos.
No permanezcan donde no se sientan queridos, respetados o bien tratados. O donde no puedan querer, respetar o tratar bien al otro.
Joan Garriga
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