El miedo desde un enfoque biológico es un sentimiento adaptativo que compartimos para poder reaccionar con rapidez y eficacia ante una situación que atenta contra nuestra vida o bienestar. También nos permite asumir con responsabilidad y empeño cada reto o compromiso diario, por el deseo de superación al querer hacer y dar lo mejor evitando el error y el fracaso. Es una alarma natural con la que contamos, gracias al miedo podemos reflexionar y estudiar todas las posibilidades envueltas en una decisión, e incluso el miedo puede ser el súper héroe que nos evite cometer un error de graves y nefastas proporciones.
Existe el miedo real cuando su dimensión corresponde a una amenaza real y el miedo neurótico cuando la intensidad del miedo no tiene ninguna relación con el peligro. Ambos, miedo real y miedo neurótico, fueron términos definidos por Sigmund Freud en su teoría del miedo.
Hay que diferenciar el miedo, si este nos moviliza a cambiar de dirección, replantearnos ideas para actuar mejor, agudizar nuestros sentidos para cuidar de nosotros y lo que nos importa es la dosis natural que nos hace ser saludables. Pero si lo que se siente es terror o pánico que inmoviliza y sus fundamentos no tienen lógica ni razón, representa un peligro para nuestro sano desarrollo ya que este punto excede a lo natural y se convierte en un problema que no nos deja asumir algunos "riesgos" que son necesarios para progresar. Michael Schumacher expresó "que el miedo que sentía en cada carrera lo mantenía firme y consciente en el volante; y que el día que dejara de sentirlo abandonaría las competencias porque su vida probablemente podía correr peligro".
Desde lo social y lo cultural, el miedo es definido como "parte del carácter de la persona o de la organización social". Esto significa que se puede aprender a temer a objetos o contextos, y también se puede aprender a no temerlos. Es un sentimiento complejo que puede relacionarse con otros sentimientos (miedo al miedo, miedo al amor, miedo a la muerte, miedo al ridículo) y es influido por elementos de cada cultura.
No podemos esperar a no sentir miedo para empezar a trabajar por un gran anhelo, porque naturalmente el mecanismo del miedo es un copiloto que nos acompaña en todo, es el instinto de supervivencia, es una extensión de la función del dolor, que nos previene del peligro. Lo que si debemos vencer es lo irracional de nuestra mente aquella información que nos ha hecho sentir inadecuados, incapaces e ineficaces y que no corresponde con la realidad o presente. El Centro de Prevención en Artes Escénicas, especializado en patologías asociadas a las artes escénicas, define el miedo escénico o trac como "un estado de ansiedad asociado a diversos síntomas que hacen que dejemos de creer en nosotros mismos".
No son las situaciones las que nos afectan, sino cómo las interpretamos y allí es donde debemos trabajar. Adele famosa cantante sufre de pánico escénico y dice que suele vomitar antes de una función. La actriz Scarlett Johansson en el 2009 reconoció en una entrevista también sufrir de pánico escénico, por lo cual no podía hacer obras en Broadway pero añadió estar trabajando para superarlo y lo demostró al protagonizar en el 2013 la obra "La gata sobre el tejado de zinc caliente". Podríamos seguir una lista de personas que han reconocido sus dificultades a la hora de encarar sus sueños y aunque tienen reconocimiento y talento no dejan de ser personas como todos que batallamos con lo mismo: el miedo al ridículo y al fracaso principalmente entre otros.
Aprender o emprender algo es aceptar que el ridículo y el fracaso van en el combo, que no definen el resultado final, pero estará presente en algunos momentos, que de seguro serán incómodos, pero que dependerá de nosotros como los enfrentemos para sobrellevarlos sin que nos detengan en nuestro propósito.
Relajarnos y reírnos primero de nosotros mismos es un buen comienzo, reconociendo todos los elementos que nos hacen ser la persona que somos, todos los matices que hay en cada uno para que cuando llegue la crítica sepamos diferenciar lo que "somos" de lo que "no somos" y poder ajustar lo que nos corresponde, o sencillamente como los patos dejar que tanto el agua como la suciedad nos toque pero no nos moje ni manche dejando que simplemente resbale.
Los elementos que permitirán superar el miedo irracional son muy particulares: dependerán de la experiencia de cada persona, en relación a su cultura, aprendizajes y creencias, que al ser identificadas podrán ser analizadas y desvirtuar el fundamento falso, liberando a la persona para que pueda hacer lo que desea aún con miedo.
Cada uno de nosotros debe enfrentarse a sus propios miedos, debe encontrarse cara a cara con ellos. Cómo manejamos nuestros miedos determinará a dónde vamos el resto de nuestra vida. Judy Blume
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