Con mi hermano menor comparto varios gustos y la música es una de las tantas cosas que nos une. En una de nuestras conversaciones conocí una particular canción de amor de los Arctic Monkeys que se llama: "Suck it and see", la canción hace una alegoría entre, una extraña bebida inglesa difícil de conseguir y de sabor particular con una mujer que cautiva con su unicidad. Mi hermano es un soñador que se enreda y teje para si momentos con las letras, canciones y la vida.
Recuerdo que siempre me decía: ¿a que sabrá esa bebida? ¿Donde la encontraré?. Hace unos meses que mi hermano decidió venir a vivir a Irlanda para mi dicha. Y nuevamente me decía: ¿será que podre conseguir la bebida Dandelion and burdock?; La buscamos por todo Belfast sin éxito. Después de varios días, siendo un día cualquiera en el pueblo donde vivimos, mi hermano, desapercibido mientras hacia una diligencia personal, de repente en una vitrina alcanzo a ver la anhelada bebida y en su emoción compró inclusive para mi. Le dije sorprendida: "debes escribir algo sobre esto", sentí que había un mensaje detrás de esta pequeña historia. Entonces me apodere de su experiencia para hacer una reflexión para los dos, además que la flor de diente de león es un símbolo especial para mi y poder beberla, pensando en mi hermano y su anécdota, también me resulta fascinante.
Toda esta situación me llevó a pensar que una posible limitación a la que sometemos a nuestra mente es: a la constante búsqueda, en ese proceso parece que queremos hacer un trabajo que no nos corresponde, que más que hacer lo propio queremos forzar las circunstancias a satisfacer nuestros caprichos a costa de frustrar lo divino, lo natural y lo que conviene.
Deseamos mucho y la vida se nos pasa en esa necesidad de tener, por eso el capitalismo funciona tan bien, siempre sentimos que nos hace falta algo o nos creemos ese cuento, pero una vez se satisface un deseo aparece otro, situación que nos aleja de hacer contacto con nosotros mismos para darnos cuenta de cuál es la necesidad real e importante. Todo llega en su justo momento, cuándo dejamos actuar a Dios en la vida. Todo nos va conduciendo sin saber a la conquista de nuestros sueños, cuando soltamos y confiamos en el que Todo lo puede.
No se trata de creer con la mente, se trata de fundirse con el todo porque Dios nos ha creado plenos de El de su gracia y amor. Nuestros órganos, el aire que respiramos, la luz y la oscuridad, las flores y sus colores, todo está hecho cómo una total declaración de amor que Dios nos hace día tras día pero seguimos pretendiendo estar vacíos.
Cuando confiamos en Dios vivimos, porque entendemos que la vida es "ya" y no hace falta preocuparnos tanto por el mañana, dejamos de buscar con los ojos cerrados a Dios para por fin sentirlo porque El es la Vida.
Así es como se desarrolla una actitud receptiva que nos permite aprender y disfrutar. Al estar disponibles a la vida, esta también se dispone a nosotros al aprovechar intensamente el presente.
Así es como se desarrolla una actitud receptiva que nos permite aprender y disfrutar. Al estar disponibles a la vida, esta también se dispone a nosotros al aprovechar intensamente el presente.
P.S: A mi hermano con Amor.
Carolina Massa
Lindo como siempre.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarEstá perfecto Carito, gracias por escribir al respecto <3
EliminarGracias, me motiva mucho tu mensaje.
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