Si te estás levantando con una sensación de falta de energía y motivación por tus labores diarias ya sea en el trabajo o en la casa con los niños; sientes un agotamiento físico y mental, en tu pensamiento se han instalado las ideas de qué nada de lo que haces es importante, qué estás estancad@ que has perdido contacto contigo mism@ por estar en función de la rutina, es muy probable que tengas el Síndrome de Burnout.
Este síndrome es el resultado de estar soportando mucha tensión y exceso de estrés. A diferencia del estrés, el Burnout es un estado más extremo, ya que la persona además de los síntomas del estrés comienza a experimentar "vació", se sienten perdidas y sin esperanza de resolver lo que los agobia, situación que puede conducir hacia una depresión.
El agotamiento es un proceso gradual lo que significa que lleva tiempo llegar a desarrollar estos estados. Las causas están asociadas a un trabajo muy demandante en esfuerzo personal y físico, donde no se percibe retribución ni reconocimiento. Es el caso de los cuidadores o padres de familia; igualmente personas que llevan mucho tiempo sin recibir vacaciones laborales. Trabajar en ambientes de mucha presión o realizar un trabajo monótono, puede desencadenar el síndrome. Asumir demasiadas responsabilidades sin apoyo, no dormir lo suficiente y no tener tiempo para el esparcimiento es otra causa vinculada al padecimiento.
Es importante mencionar que rasgos de personalidad como el perfeccionismo pueden presionar tanto hasta caer en la enfermedad. Aunque este síndrome no se encuentra incluido en el manual de diagnóstico de las enfermedades mentales (DSM)5, si es mencionado en la clasificación internacional de enfermedades, con la especificación de problemas relacionados con las dificultades de la vida.
En el año 1976 la psicóloga social Christina Maslach mencionó el burnout en un congreso de la asociación estadounidense de psicología y lo explicó como: un síndrome tridimensional de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal que ocurría con personas que trabajan en contacto directo con clientes y/o pacientes. Esto significa que los profesionales de la salud también pueden afectarse, debido al residuo emocional que queda al tratar con personas que atraviesan situaciones de trauma.
Para poder superar este estado, es importante que se haga un cambio en la forma de significar el trabajo, en este punto se hace referencia a que los objetivos planteados deben ser razonables y estar dentro de las posibilidades. Para tener un cambio de actitud, lo recomendable es centrarse en los aspectos que encontramos rescatables y nos gustan del trabajo que desempeñamos; hay situaciones en las que el trabajo que se realiza no explota todo nuestro potencial pero contribuye con el aspecto económico que es necesario, en este caso hay que complementar, aprovechando el tiempo para enriquecer otros aspectos de la vida. Así mismo estudiar la opción de cambiar de trabajo y planear como poder hacerlo. Puedes iniciar preguntándote: si ganas lo que necesitas?, o si podrías ganar más?, te gusta tu trabajo? Podrías conseguir otro mejor?, incluso podrías plantearte la opción de emprender.
Otra recomendación es la de revisar y ajustar las prioridades, poniendo límites para el trabajo, respetando los horarios y delegando tareas no por delegar, debe haber un propósito, en este caso es el de equilibrar las cargas. Se necesita descansar de la tecnología, desconectarse de celulares y otros aparatos que nos alejan de compartir tiempo de calidad y hablar sobre tus necesidades con tus seres queridos. Podemos ambientar espacios con algún detalle que nos ayude a relajarnos, por ejemplo: hay aromas como la lavanda o sencillamente apartar un momento para hacernos un café. También tener momentos con la naturaleza puede ayudar a encontrar la calma perdida.
Cuando no se encuentra descanso en uno mismo, es inútil buscarlo en otra parte. François de la Rochefoucauld.
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