Siento que he llegado a un momento de mi vida en el
que soy más consciente de las perdidas, de los errores, del valor de cada
experiencia y las relaciones. Empiezo a entender la melancolía y la nostalgia,
después de perder a seres queridos,
iconos, etapas o tal vez versiones de mi misma, para poder convertirme en la persona que estoy siendo. Aparentemente
parece que no he cambiado porque aún
puedo reconocerme en mi esencia, pero la evidencia de que no soy la misma es que ahora me detengo a pensar en este tipo de sentimientos.
La nostalgia puede llegar en cualquier etapa: al
sentir anhelo por algo que se tuvo y ya no está por que se extinguido o
sencillamente cambio. La nostalgia representa una memoria cariñosa que evoca la
niñez: un ser querido, un lugar, un objeto o un suceso vivido. Tal vez a medida
en que se crece se hace más poderosa porque
hay tanto para recordar que parece que la memoria nos ofrece a
través de la nostalgia, la posibilidad de tener de algún modo de nuevo, aquello
que ya no es parte de nuestra realidad actual.
La nostalgia es descrita como un sentimiento de
añoranza por un momento, situación o acontecimiento pasado. Se ha asociado a esta
manera de sentirse, como una forma de sufrir por el pasado y se mantuvo así
hasta los años 80 del siglo XX. Hoy la
nostalgia se aprecia como un ejercicio que busca bienestar, aumentar la
auto estima y mejorar las relaciones interpersonales.
Existe una diferencia entre la nostalgia y los recuerdos por la intensidad la nostalgia es más vívida. En psicología esta necesidad
de repasar el pasado lo que busca es tranquilizar. En el año 2006, investigadores de la Universidad de
Sothampton estudiaron los pensamientos nostálgicos y establecieron que era un
recuerdo autobiográfico, también que predominaban las relaciones interpersonales
y se observó que los recuerdos negativos tendían a transformarse en algo
positivo y que en raras ocasiones ocurría lo contrario. La nostalgia es un mecanismo en el que a
través del recuerdo reflexivo de lo vivido superamos lo difícil de la
experiencia, lo que nos aporta un mejor estado de animo para integrarnos mejor
socialmente. La nostalgia nos recuerda que hay que valorar lo que se tiene
porque esto puede cambiar o perderse, lo que produce la consideración en
nuestras relaciones.
Siempre que se termina un año y se inicia otro, solemos
experimentar la nostalgia, ahora que
sabemos que su presencia tiene una intención
positiva de superación, aprovechemos este sentimiento sin miedo,
para reflexionar sobre nosotros mismos y el camino que llevamos recorrido, ya
sea para continuar o redefinir nuestros objetivos.
Un buen año
para todos.
Deberíamos
usar el pasado como trampolín y no como sofá.
Harold
Macmillan
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