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El exceso es el veneno de la razón y del corazón, hasta la felicidad necesita límites.

La felicidad, esa búsqueda que parece una triste obligación últimamente, depende de varios factores, uno de ellos es biológico. La hormona de la felicidad se llama dopamina la cual producida en exceso o deficiencia puede afectar nuestra salud con enfermedades tales como el Párkinson o la esquizofrenia, lo manifestaron los expertos en la Conferencia de Dopamina 2016 de la universidad de Viena.


Este neurotransmisor está encargado del movimiento principalmente, aunque se encuentra en diferentes áreas del cerebro ayudando a transmitir las señales nerviosas entre las neuronas y controlando las respuestas emocionales, mentales y motoras. La liberación constante de este neurotransmisor, para satisfacer conductas relacionadas con sólo placer, puede convertirnos en adictos. Según Harald Sitte, del MedUni Vienna's Institute of Pharmacology, el exceso de esta sustancia en nuestro cerebro también está asociado a la manía, alucinaciones y a la esquizofrenia. Los especialistas indican que la producción excesiva de la dopamina puede hacer que le otorguemos demasiada importancia a cosas que no lo ameritan. Aunque se ha logrado establecer las consecuencias de esta hormona, todavía se desconocen los desencadenantes de esta situación en el cerebro.

Otro hecho que los investigadores han podido confirmar es, un síndrome llamado El síndrome del corazón feliz, el cual mayormente afecta a las mujeres en la etapa de la Post-menopausia, pero nuevos estudios han establecido que no sólo es exclusivo de esta etapa.

Esta afección es descrita como, un cambio súbito de la forma física del corazón, producido por una emoción muy negativa o una situación demasiado feliz, (en términos médicos se trata de una miocardiopatía no isquémica en la cual se produce un repentino debilitamiento temporal del miocardio). Debido a que las emociones positivas aumentan la activación del sistema nervioso simpático: (responsable de ayudar al ser humano a lidiar con el estrés, encargándose de regular ciertas funciones, como la actividad cardíaca, la respiración, la digestión, los patrones de sudoración) y aumentan la actividad del sistema nervioso parasimpático:(es responsable de las funciones corporales cuando estamos en reposo, estimula la digestión, activa varios procesos metabólicos y nos ayuda a relajarnos). Por esto se ha considerado que las emociones tienen un papel importante en la salud del corazón. Se cree que la probabilidad de sufrir un evento cardiovascular en el propio cumpleaños es 27% más alto que en cualquier otro día del año (Articulo El exceso de felicidad puede desencadenar una cardiopatía, de la página Clúster Salud).

Aunque la felicidad suele beneficiar nuestra salud, haciéndonos más resistentes al dolor y prolonga la vida, moderarla podría resultar más beneficioso. Las emociones son adaptativas, tienen el propósito de ayudarnos a sobrevivir: la ira nos prepara para luchar, el miedo nos permite protegernos. la tristeza, hace que estemos más atentos a los detalles y permite que pensemos de una manera más sistematizada. ¿Es mejor pensar sí, “tanta dicha será cierta?" antes de dejarnos llevar por la alegría del momento, siendo más realistas teniendo en cuenta todos los aspectos inmersos en cada situación inclusive de infinita alegría.



Tú no puedes protegerte de la tristeza sin protegerte de la felicidad.
Jonathan Safran Foer

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