Transitar por
todas nuestras emociones es algo natural, al reconocerlas estamos siendo
honestos con nosotros mismos y al mismo tiempo estamos proporcionándonos salud
mental; no podemos evadir lo que sentimos, eso no brinda soluciones, solo
aplaza necesidades manteniendo síntomas y conductas evitativas que incrementan
la angustia.
Una forma de atender los sentimientos negativos es hablar sobre
ellos, pero en ocasiones no se cuenta con alguien para hablar al instante.
Poner voz a los
sentimientos como ira, miedo, ansiedad, vergüenza y tristeza permite escuchar
el verdadero impacto de éstos en nuestro pensamiento, dejar que se manifiesten
sin negarlos, nos permite darnos cuenta de nuestra necesidad real y asumir la responsabilidad, se debe diferenciar a la
emoción, como la respuesta desencadenada de una situación particular, no
permitiendo que ésta termine por contaminar toda la experiencia del día o que se
instale como una constante forma de apreciación
de las vivencias.
No tener el
control de todo, no es debilidad; el bienestar no proviene de tener el control,
se trata más de estar consciente de lo que pasa, internamente y al alrededor;
esta actitud nos convierte en figuras activas de nuestra vida; no perdernos de
nada, vivir intensamente cada instante sin estar divididos en el pasado que no
se puede cambiar y el futuro que aún no llega; debemos ubicarnos en el –aquí y
ahora- es donde podemos hacer ajustes y cambios. Las pérdidas también hacen
parte del proceso de aprender, pero esas pérdidas pueden ser una ganancia
finalmente, dependiendo cómo se asuman, lo importante es direccionar el
pensamiento con que relacionamos las situaciones que la vida nos presenta, que
sean ideas lógicas no irracionales, que no corresponden con la realidad de los
hechos, las actitudes de los demás son un simple reflejo de ellos mismos, no
podemos entregarle a nadie el poder de definirnos, en cada uno está el conocimiento de
lo que somos y valemos, no nos enredemos con carencias ajenas.
Las emociones son nuestra voz interior. Entender
esto permite que seamos tolerantes ante sus manifestaciones y avanzar en nuestra capacidad de adaptación; hay que encontrarle un sentido
productivo a lo que nos pasa y reconocer
los propios méritos en la superación de las dificultades incrementando la
autoestima y el servicio.
Asumir la
responsabilidad de los sentimientos hace una gran diferencia en el
afrontamiento de situaciones que nos retan, también pensar positivo, hace que
se pueda encontrar en uno mismo, las condiciones para sentirnos mejor y
depender menos de apoyos externos; hay que confiar en sí mismo; Dios nos ha dotado de talentos y capacidades especiales que debemos descubrir y poner en práctica,
hay un propósito detrás, que nos prepara para un beneficio futuro, que podremos
alcanzar gracias a estos aprendizajes, hay un mensaje y una enseñanza, en cada
desafío que la vida nos presenta, que nos va a modificar para hacernos más
fuertes, abonará el espíritu para que sea un terreno fértil.
"Clama a
mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no
conoces." Jeremías 33:3
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